jueves, 11 de abril de 2013

México, el Futbol y la necesidad de ganar...como sea

Hoy me dí a la tarea de terminar esta entrada que comencé en el 2009 y no sé porqué la dejé abandonada. Bueno, sí se porqué, en su momento pensé que era perder el tiempo. Pero dado que el tema seguirá vigente hasta que se acabe México o el futbol, la terminaré simplemente porque me gusta terminar lo que comienzo...aunque sea muchos años después.

¿Eres de los que se frustran porque la "Selección Nacional" o tu equipo no gana cuando tú quieres? ¿Te enojas porque "tu equipo" -te recuerdo que tú no haces nada porque no juegas- no es capaz de ganarle al equipo que más criticas? ¿Sientes la necesidad imperante de que tu falso equipo gane para sentir que lograste algo, sentirte superior o realizado y así tener el orgullo suficiente hasta para agredir e insultar a los seguidores de los contrarios? ¿También agredes e insultas aunque pierdas para que tu alma sienta que ganaste algo como sea y finalmente encuentre la supuesta satisfacción que necesitas?


Si es así te invito a que abandones todos esos sentimientos, o te convertirás en un mediocre consumado y sólo continuarás los pasos de la mediocridad alrededor de nuestros deportistas y también, ¿por qué no?, de nuestros gobernantes.


Para mí ganar es una cuestión mental y no tiene nada que ver con ninguna de las actitudes negativas que describí líneas arriba. Te invito a reflexionar sobre lo siguiente:


Un equipo es un grupo de personas organizado para trabajar de forma coordinada en la consecución de un objetivo. En términos de futbol, eso es once jugadores enfrentando a otros once contrarios con el objetivo específico de anotar un gol al contrario, y el objetivo general de ganar anotando la mayor cantidad de goles al contrario.

El futbol es un juego con reglas definidas, elevado a la categoría de deporte por el aporte benéfico que puede tener a la salud. Sin embargo, también lo han convertido en un espectáculo para ganar dinero explotando las pasiones humanas, haciendo aflorar las más bajas en mayor medida -y no hablo de las que tienen que ver con la lujuria.

A mi parecer, el propósito de un espectáculo es el entretener sanamente al espectador, al fanático, tú en este caso. Y el propósito del espectador es divertirse. Una relación de ganar-ganar. Sin embargo, cuando las pasiones se desbordan se pierde el equilibrio y por tanto el propósito. En el caso del futbol, si los jugadores se ponen violentos o si los fanáticos se enardecen porque las cosas no salen como ellos quisieran. Pero cuidado, hay una pequeña diferencia entre ser jugador y fanático y ésta es que ellos sí están en posición de hacer algo por su equipo, tú simplemente no puedes porque no eres del equipo, sólo eres un fanático, un cliente, alguien al que quizás de paso hasta le quiten su dinero con la mercadotecnia, eres sólo eso. No es tu equipo, es el de ellos. Por tanto, todo el mérito de la victoria o la derrota es totalmente de los que están en la cancha, no es tuyo, nunca lo fue y nunca lo será porque no hiciste nada...¡nada!. Si no lo sabías, hoy lo acabas de aprender.

Mantén la dimensión de las cosas y recuerda lo que mencioné líneas arriba cada vez que gane o pierda el equipo al que admiras; evita caer en la tentación de las pasiones que te llevan a agredir e insultar en cualquier modalidad a los seguidores de los contrarios. Tú no eres ni mejor ni peor que el resto por admirar a determinado equipo, sólo uno más. El ser un fanático que se deja llevar por la pasión es como ser de los que querían apedrear a la Madgalena de la que nos cuentan en un pasaje bíblico. No puedes simplemente apedrear a la puta...porque quizás tú eres igual o peor.

Libertad sexual y anticoncepción

Hoy escribiré un poco sobre lo que pienso acerca de la libertad sexual de las mujeres jóvenes y lo que he visto a lo largo de muchos años. Me motiva el haber presenciado hace algunas semanas lo que a mi parecer fue la primera experiencia de una chica veinteañera comprando pastillas anticonceptivas, tan fáciles de conseguir hoy en día. Pareciera que tengo suerte para presenciar este tipo de situaciones pues hace algunos meses también me tocó ver a un adolescente pedir en una farmacia casi a escondidas unos condones de cierta marca, pero con la mentira clásica de que no eran para él. En fin.

Explotar la libertad sexual tiene grandes consecuencias. Creo que aquí también aplica la frase del comic de El Hombre Araña: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". El sexo es el mecanismo de la procreación, cuya función y propósito es la preservación de la especie humana. Entonces, usar un poder así de forma irresponsable puede tener graves consecuencias. Dejaré a un lado la parte afectiva mientras expongo mis ideas pues hablar de sentimientos es como hablar de política, religión o futbol.

¿Quién no ha visto de lejos o muy de cerca lo que pasa a quienes pasan por un embarazo no deseado? Durante mi vida de estudiante yo sí los ví. Cada situación fue distinta pero parece que sólo hay dos posibles finales: los involucrados -juntos o por separado- logran superar el trance que algo como esto supone, no sin batallar mucho por supuesto; o todo se complica al grado de arruinar la vida de los involucrados.

Generalmente uno de joven no reflexiona sobre este tipo de cosas cuando decide explotar su libertad sexual, y eso me lleva de regreso al caso de la muchachita en la farmacia. Mientras yo esperaba por medicamentos para mi hijo, ví cuando llegó un auto que se estacionó de tal forma que desde la farmacia no era posible ver a los ocupantes. De ahí descendió la chica quien entró a la farmacia, nos miró a todos, buscó a la dependienta que estuviera libre y sin poder contener su sonrisa nerviosa pidió unas pastillas anticonceptivas mientras volteaba a vernos nuevamente con una sonrisa aún más nerviosa; había vencido el primer obstáculo: el de la vergüenza de entrar y pedir las pastillas. Acto seguido, la vendedora le respondió con una pregunta: "¿cuál le doy señorita?"; Vuelve la sonrisa nerviosa y la mirada a los presentes. Podría apostar que nunca pensó en que le preguntarían algo como eso cuando entró a la farmacia. Después de superar la risa, la chica pregunta: "¿de cuáles hay señora?" y la vendedora responde: "tenemos de varias marcas y precios, déjeme ir a buscarlas para mostrárselas". Esta vuelve con seis opciones en la mano ¡seis! La chica no sabe qué hacer y entonces pide el sabio consejo de la vendedora: "¿cuál me recomienda?" a lo que la vendedora responde: "pues mire señorita, estas dos son las que más se venden pero yo le recomiendo esta que es más barata y es lo mismo" y le entrega una caja. La chica se le queda viendo al medicamento, jamás le da la vuelta para ver si hay información importante que pudiera ser de su interés para tomar la mejor decisión, y simplemente acepta la recomendación, la compra y se va sonriendo igual que como llegó. Todo sucedió en menos de 5 minutos.

¿Qué observador -chismoso me dirían algunos- soy verdad?

Después de reflexionar un poco sobre lo que pasó esa tarde, y hurgar en mis recuerdos sobre lo que pasaron varios conocidos y amigos míos, concluyo que la chica incurrió en varias situaciones graves. Antes de emitir mi opinión aclaro que no estoy juzgando a la chica sino tratando de analizar lo que hizo y entender porqué lo hizo; sólo intento comprender porqué algunas mujeres pasan por embarazos no deseados con todas las consecuencias que esto supone. Nuevamente, dejo de lado el factor afectivo para no complicar más las cosas, por lo que mi análisis no es ni concluyente ni absoluto, sólo busco armar una simple opinión. Cada quién tiene el derecho de construir la suya.

Nadie puede negar que hoy en día la mayoría de los jóvenes en las zonas urbanas tiene acceso a muchísima información a través de los medios masivos de comunicación y la sorprendente Internet. La educación ha evolucionado y temas como la sexualidad ya se discuten en las escuelas de forma cotidiana, como siempre debió ser. A diario estos jóvenes presumen de ser la generación más inteligente, la más moderna y también la más liberal. Aquí es en donde comienzo a preguntarme: ¿entonces porqué terminan saltando al precipicio de todas formas?

Ví a una chica totalmente desinformada, que no sabía nada de métodos anticonceptivos. Ví a una mujer decidida a arriesgar su salud y su vida al preferir una pastilla que un condón -posiblemente cedió a la presión masculina quien seguramente le dijo que la experiencia sería mejor-, sin pensar en todas las enfermedades que podría transmitirle su compañero en turno. Ví a un ser humano libre y pensante, en pleno uso de sus facultades, jugar a la ruleta rusa y apostar irresponsablemente sus sueños y aspiraciones a una edad a la que sus posibilidades son infinitas pues cuenta con el don de la juventud. ¿Qué la motiva a actuar así? ¿amor? ¿niveles hormonales o necesidad biológica? ¿soledad? ¿necesidad de aceptación? ¿ganas de divertirse? ¿libertinaje?

En mi opinión las mujeres se llevan la mayor parte en el problema y eso es lo que más me entristece. Por décadas, las mujeres han luchado por salir de una situación que las limitaba como individuos con igual o mayor potencial que muchos hombres. Hoy eso ha cambiado y la mayoría de las mujeres jóvenes pueden disfrutar de libertades que hace decadas no existían ni en sueños. Entonces ¿por qué no hacen uso responsable y razonado de esas libertades? ¿por qué arriesgarlo todo así? ¿por qué confiar en una vendedora en lugar de buscar la asesoría de un médico profesional? ¿por qué ceder a las presiones masculinas a sabiendas de que la integridad física y el futuro están en juego? Podría escribir muchas más preguntas como éstas y seguiría sin entender todas esas contradicciones.

Seguiré pensando y quizás algún día llegue a alguna conclusión...si es que esto es posible.

Si alguna mujer moderna, responsable e inteligente lee esto -yo conozco algunas y sé que hay muchas más- hablen con sus amigas que no lo son y oriéntenlas. Se puede tener lo mejor de los dos mundos si se actúa de manera responsable.








viernes, 2 de abril de 2010

Experiencia para obtener trabajo, trabajar para obtener experincia

Desde que me convertí en estudiante universitario comencé a lidiar con esta cuestión que aqueja a toda la futura fuerza laboral de nuestro país. Mucho se ha hablado y escrito de este tema seguramente -no me consta, lo acepto- pero sin temor a estar equivocado puedo asegurarlo porque ahora que soy profesionista el asunto sigue más que vigente. Y me consta porque finalmente conozco las dos partes de este película, sólo que ahora estoy del lado de los que exigen la experiencia no de los que la necesitan...por ahora.

El tema de la experiencia laboral es una de las nuevas versiones de la pregunta "¿quién fue primero: el huevo o la gallina?" Si no hay experiencia, no hay trabajo; si no hay trabajo, menos experiencia.

Lo más triste de que esto suceda es que podría evitarse. Quizás te preguntes ¿quién soy para hacer tal aseveración? Bien, la respuesta es simple: soy un antiguo estudiante de varios que formaron un grupo que lo comprobaron. ¿Cómo? Involucrándonos actívamente en obtener la experiencia que requeríamos y no esperando a que todo se resolviera por arte de magia. En mi opinión, esto último es el gran problema de la idiosincracia mexicana, que cuando te vuelves adulto recibe el nombre de "paternalismo" y éste -en tu opinión de nuevo adulto emproblemado- debe ser ejercido por el Gobierno quien debe resolver TODO lo que a tí te pasa o lo que provoca que las cosas no funcionen como esperabas. Sí, lo que asevero es algo serio. Pero es más serio negarlo, no aceptarlo o incluso caer en la necedad de que te lo comprueben para que lo creas. Eso sería casi como pedir que cada vez que quieras dejar de soñar alguien te diera un puñetazo en la cara para que despertaras...no sería mala idea hacerlo con los funcionarios públicos.

Estar en un lado del problema te da una perspectiva parcial de las cosas, y es por eso que ahora que creo tener ambas puedo compartirte algunas de las decisiones que tomé y el camino que seguí para tratar de ejemplificar que hay opciones, sólo hay que estar dispuesto a identificarlas...y tomarlas.

Si eres estudiante quizás te preguntes: ¿qué puedo hacer?

Bien, las universidades y tecnológicos tienen programas de Servicio Social. El objetivo, como su nombre lo indica, es prestar un servicio con impacto social. Usualmente éste se hace en instituciones gubernamentales o escuelas públicas pero cuidado. También es cierto que el servicio social es visto más como un requisito molesto por los estudiantes mediocres, lo que los lleva a aceptar cualquier actividad con tal de salvar el requisito y seguir adelante. ¡No cometas ese gran error a menos que sea inevitable! Procura hacer el mejor uso de esos 6 meses de tu tiempo buscando oportunidades de prestar el servicio haciendo actividades propias de la profesión que estás estudiando. Recuerda que ese tiempo cuenta como experiencia laboral porque realmente te vas a trabajar a una institución. Ahí podrías hacer los primeros 6 meses de historia para tu curriculum ganando valiosa experiencia.

Otro de los programas que han instrumentado las universidades son las Prácticas o Residencias Profesionales. Estas consisten en un acuerdo entre las universidades y algunas empresas para reclutar durante un año a los estudiantes que están próximos a egresar. Aquí lo atractivo es que se te abren las puertas para incursionar en la Iniciativa Privada como becario, en donde posiblemente la empresa te dará un apoyo económico -no sueldo- a cambio de que vayas a trabajar con ellos durante tus residencias. Este esquema es el que más beneficios recíprocos brinda a todos los que en él participan. ¿Por qué? En principio, los estudiantes tienen la oportunidad de ir probando el trabajo real en empresas importantes aplicando los conocimientos de la profesión que estudian; conocen lo que es trabajar bajo presión, planear y conseguir objetivos, dar resultados tangigles o fallar en el intento con las consecuencias que esto pueda traer -desde un regaño hasta que repruebes las Prácticas o Residencias y no egreses. Aquí no hay opción de dejar tirado todo como con las clases o los exámenes. ¿Qué te parece?

Por otro lado, las empresas obtienen de las universidades mano de obra calificada -ojo, dije calificada no experimentada, no es lo mismo- a muy bajo costo, los entrenan y moldean con base en sus necesidades y al final de las residencias los evalúan para saber si están listos para formar parte de su personal o tendrán que seguir buscando. Es justo aquí cuando comenzarás a darte cuenta que la realidad supera a cualquier teoría aprendida de memoria en la escuela y debes de ser lo suficientemente maduro para aceptar este hecho y seguir el camino del éxito que implica grandes sacrificios, o comenzar a renegar de todo y seguir el camino hacia la mediocridad que implica dejar que todo se resuelva por sí solo.

Finalmente, los planes de estudio de las universidades se modernizan y adaptan para generar profesionales calificados en los conocimientos y tecnologías que las empresas demandan. Además, ganan un importante prestigio cuando se vuelven las más importantes en generar profesionistas para las más importantes empresas de su área de influencia. En ocasiones incluso reciben recursos que las empresas invierten en ellas precisamente para ser usados en aumentar el nivel educativo y la experiencia de los estudiantes sin tener que salir de las aulas.

Como verás, sí tienes opciones para ir ganando experiencia mientras aún eres estudiante. Si aprovechas efectiva e inteligentemente los programas Servicio Social y Prácticas o Residencias Profesionales, podrías salir con 18 meses de experiencia laboral real comprobable ¡eso es un año y medio!

Incluso, si estás dispuesto a sacrificarte aún más, hay empresas que aceptan como becarios durante 3 meses o más a estudiantes que ya egresaron con la promesa formal de que después de cierto tiempo podrían aplicar a algún puesto dentro de la misma empresa ya como personal contratado.

Y dos cosas bien importantes:

Las empresas difícilmente le apostarán a gastar dinero en personal sin experiencia por muchas razones. La más simple de todas es que no pueden colocar a alguien sin experiencia en puestos que requieren de conocimiento aplicado y experiencia en el manejo de situaciones críticas dentro de ellas.

El gobierno tiene demasiados problemas como para tener que resolver los tuyos también. Así que no esperes más y toma las riendas de tus acciones para ganar toda la experiencia que puedas mientras aún eres estudiante. Despúes será más difícil y quizás ya no tendrás el apoyo económico de tus padres.

Esto último me recuerda una anécdota sucedida durante un evento en mi universidad. Un Director General de cierta empresa dio una conferencia y al final concedió unas preguntas a los estudiantes. Uno de ellos, en tono altanero le inquirió: "¿Por qué le pagan tan poco a los recién egresados?" seguido de los gritos y aplausos del resto de los estudiantes presentes. El señor, con esa sangre fría que caracteriza a los altos directivos de la iniciativa privada se limitó a contestar: "Porque primero les pagamos por ir aprender con nosotros". El alumno que hizo la pregunta era un estudiante de quinto semestre. Aún no tenía la certeza de si terminaría los estudios y ya le preocupaba cuánto iba a ganar. Irónico ¿no?. Así es la idiosincracia mexicana.

martes, 4 de agosto de 2009

Vivir en una ciudad, trabajar en otra. Ejemplo de verdadero sacrificio.

En esta ocasión compartiré información sobre la experiencia que pasé recientemente al vivir en una ciudad y tener que viajar diariamente para trabajar en otra por casi dos meses y medio.

Comenzaré diciendo que esto es una situación cotidiana que sucede generalmente entre las ciudades grandes y las pequeñas ciudades circunvecinas. Actualmente yo vivo en Cuernavaca, capital del estado Morelos; aproximadamente a 65 km de distancia de la gigantesca Ciudad de México -a la que en lo sucesivo me referiré como "el DF"-, capital mexicana a la que tuve que desplazarme para trabajar.

Como buen provinciano la primer reacción es de rechazo a ir a esa jungla. Los problemas de la urbe por todos conocidos no son asuntos a tomarse a la ligera: la contaminación en niveles que sólo ahí se experimenta, el tráfico infernal en el que a diario pierden buena parte de su vida los capitalinos, las grandes distancias, los segundos pisos, los asaltos, la violencia, las manifestaciones, los americanistas, los perredistas, los maestros de Oaxaca, el "Peje" tapando Reforma...ehhh...mejor ahí que quede.

En este tiempo conocí y supe de gente que a pesar de todo lo anterior vive en Cuernavaca y viaja al DF todos los días. Lo increíble es que ¡algunos lo han hecho por más de 20 años y lo siguen haciendo!

Para que se den una idea de lo que implica hacer algo como lo anterior, imagínense en la siguiente situación asumiendo que se viaja en autobús y usa taxis -porque hay quien lo hace en auto, pero no cambia mucho:

-La hora de entrada al trabajo en el DF es a las 9 am.
-Su lugar de trabajo es al norte de la ciudad, a 25 km de la entrada a la misma.
-El autobús que lo lleva sale a las 06:30 hrs.
-El viaje en carretera a la entrada del DF es de 65 Km y dura 40 minutos.
-El recorrido hasta la parada del autobús es de 25 km y dura 1 hora 30 minutos.
-El recorrido de la parada del autobús al lugar de trabajo es de 3 km y dura 30 minutos -en taxi.

Hasta aquí van 2 horas y 40 minutos de viaje para llegar a su trabajo, y el mismo tiempo de regreso...¡y eso es en el mejor de los casos!

La jornada de trabajo es de 8 horas más 1 hora para comer.

Así que, haciendo un balance tenemos que una persona viaja en promedio 5 horas 30 minutos para trabajar 8 horas -quitando la hora para comer.

¡Resulta increíble! ¿No creen?

Ahora bien, eso fue el promedio. Sin embargo ¿qué pasa cuando algo mueve ese promedio?

El viernes es un día terrible para salir de la ciudad. Muchos capitalinos salen de paseo con rumbo a Cuernavaca y otros destinos morelenses o de Guerrero congestionando el tráfico en la salida del DF. Los días de quincena son de los peores. ¿Pero qué tal si además de viernes de quincena coincide con un partido de la Selección Nacional o una final del torneo mexicano en el estadio Azteca o en el estadio Olímpico 68? ¿Le sumamos un accidente dentro o fuera de la ciudad? ¿Una manifestación? ¿Inundaciones por lluvias? ¡Lo que se les ocurra! Todo puede suceder.

Es entonces cuando el viaje de regreso de esos 90 Km se convierte en un viacrucis ¡y puede durar hasta 5 horas! Tiempo equivalente a viajar del DF al puerto de Veracruz o al puerto de Acapulco ¡con distancias de más de 400 km!

Honestamente, espero que no llegue el día en que tenga que realizar ese viaje durante 20 años, ni siquiera durante dos meses otra vez.

El sacrificio es mucho: se duerme poco y mal, el nivel de riesgo de sufrir accidentes o algún agravio es muy alto, el nivel de estrés se eleva mucho, no queda tiempo para nada más que viajar y trabajar, se gasta muchísimo dinero, se come mal, la familia sufre la ausencia del que viaja -al menos la mía sí, y lo peor de todo: se envejece más rápidamente. Créanlo.

Terminaré esta entrada haciendo un humilde pero sincero reconocimiento a todas esas personas que por diversos motivos tienen que vivir en una ciudad y trabajar en otra, viajando todos los días, arriesgando la vida, envejeciendo más rápido que el resto y esperando que valga la pena:

Mi respeto y admiración.

domingo, 26 de abril de 2009

Los Seguros de Gastos Médicos Mayores y la Seguridad Social

Desde que inicié mi vida profesional hace más de 10 años nunca pensé en el tema de la salud como algo tan complicado, ahora comienzo a hacerlo. En toda Latinoamérica sabemos que la "seguridad social" es un mito (y si no me creen investiguen porqué crearon el famoso "seguro popular" en México), una utopía, una quimera... (Se acepta ayuda para encontrar más sinónimos) así que si no quieres sufrir o dejar sufrir a tus seres queridos en manos de los servicios públicos de salud no hay más opción que caer en las manos de las aseguradoras privadas...a menos que trabajes en un hospital "público" o tengas familiares laborando ahí, entonces todo el panorama cambia. Qué afortunado eres...mientras dure.

Comprar un seguro de gastos médicos mayores (SGMM por sus siglas en español) es tanto o más complicado que contratar un crédito bancario, hipotecario o cualquier producto financiero. Las opciones disponibles en el mercado son tantas, variadas, flexibles (¡cuidado con las letras microscópicas y las omisiones de información de los "vendedores"!) que encontrar el producto que se adapte a nuestras necesidades y posibilidades puede terminar en un buen dolor de cabeza. Justo aquí haré un paréntesis para también dar algo de crédito a las instituciones financieras. Jamás busques asesoría en una institución financiera, son los menos preparadas en este rubro; sólo saben vender (según ellos, yo usaría el término "enganchar", es más apropiado). Estas instituciones son los lugares en donde tienes 0.000001% de probabilidad de que encuentres a un representante verdaderamente calificado que pueda asesorarte para sacar el máximo provecho de tu dinero (aclaración: ese porcentaje lo inventé y es exagerado -¿o no?- pero puedo apostar un desayuno a quien lo desee a que si primero se informan y luego van con un vendedor de productos financieros a pedir informes, saldrán frustrados porque sabrán más que él/ella).

Aún cuando mi intención en esta nota no es asesorar sobre cómo comprar un SGMM, sí puedo compartir con ustedes algunas de mis experiencias al respecto.

0. Un SGGM es una inversión. Puedes deducirlo fiscalmente cada año si eres persona física, no lo veas como un gasto innecesario o que no deba hacerse año con año. Piensa por un momento: ¿estás dispuesto a poner tu nombre en una agenda y esperar por 3 meses con dolor de riñón para que un especialista te atienda "gratis" en un hospital "público"? Es cierto, te pueden atender como una urgencia, pero no será un especialista ni serás curado, no habrá seguimiento de tu caso y sólo te calmarán los síntomas porque no estás muriendo. Ese es el criterio de los hospitales públicos.

1. Investiga, documenta y planea. Antes de ir con un agente de seguros o pedir una cotización primero entérate de qué es un SGGM, cómo funcionan, sus características, ventajas, desventajas, alcances, limitaciones, costos, qué necesitas, de cuánto dispones, etc. De esta manera, cuando te sientes a revisar con tu agente de seguros serás tú quien imponga las condiciones y evitarás ser "enganchado". Créeme, tu conocimiento obligará a tu agente a prepararse más con lo que al final terminarás ganando...y él también, gracias a tí.

2. Define bien tus necesidades. Como toda institución financiera, las aseguradoras diseñan productos "acordes" a las necesidades de los usuarios (sí, claro) que en su mayoría se alejan verdaderamente de la realidad social e individual. Por tanto, dedica tiempo a definir qué necesitas o terminarás pagando mucho dinero por algo que quizás no se ajuste a lo que verdaderamente necesitas. Busca el equilibrio entre tu inversión y los beneficios.

3. Haz lo posible por encontrar agentes de seguros calificados y con varios años de experiencia en la institución de tu elección, o simplemente serás "enganchado" y terminarás usando mal tu dinero.

4. Compara al menos tres opciones con tres instituciones distintas. Verás que existen enormes diferencias en la oferta que hace cada una de ellas.

5. Pon especial atención a los conceptos que ellos denominan "deducible" y "coaseguro". Estos dos conceptos son los que determinan fundamentalmente el precio total de tu seguro. Recuerda que al contratar un SGMM también adquieres el compromiso de compartir los gastos de la aseguradora.

6. Define el mejor esquema de pago para no descapitalizarte totalmente. En mi particular caso, hasta ahora no he contactado con alguna aseguradora que tenga la opción de pagar con tarjeta de crédito a meses sin intereses. Y si la hay, seguramente tendrá costos más altos en sus pólizas (sí, nada es gratis cuando se trata de financiamiento, el costo por financiamiento siempre va oculto en algún lado). Los esquemas varían desde el pago anual -anticipado, obviamente-, semestral, trimestral y mensual, siendo éstos últimos penalizados con tasas de interés (o recargos como suelen llamarles) a veces de más del 10% anual.

Finalmente, incluyo la referencia a la página de una empresa que se dedica a vender este tipo de seguros:

http://www.segurosdegastos-medicos.com.mx/

Y no, no trabajo ahí, no soy su cliente ni la estoy promocionando para ganar algo a cambio. Simplemente me parece que, a diferencia de las empresas "líderes", ellos sí dedicaron algo de tiempo para publicar información de manera sencilla para que los mortales podamos entender el porqué de conceptos como "deducible" y "coaseguro"; créeme, llegarás al punto en que te preguntarás: "Si ya pago deducible ¿por qué además tengo que pagar 10% adicional de coaseguro? ¿Entonces para qué sirve el seguro si tengo que seguir pagando tanto dinero?".

martes, 3 de febrero de 2009

La magia del ahorro

Preocupado por el futuro financiero de mi familia y la permanente mala situación económica de nosotros los mexicanos de "clase media y clase baja" como nos llaman los de la "clase alta", me he convertido en lector asiduo de revistas y artículos relacionados con las finanzas personales y el manejo del dinero. En todo este tiempo me he convencido de que si se quiere lograr algo financieramente, se debe comenzar por el ahorro. Sí, esa palabra que para 90 millones o más de mexicanos suena como imposible, es la clave de todo.

El ahorro es aquella parte del ingreso o gasto que se reserva para un fin específico que requiere de un mayor esfuerzo económico, como pagar el enganche para comprar un auto nuevo o una casa, o comprar esa consola de videojuegos tan anhelada. Sin embargo, esta simple acción de reservar algo de dinero requiere de un elemento fundamental: disciplina. Es la disciplina la responsable de ayudarnos a conseguir nuestro objetivo de ahorrar. La disciplina lleva otros elementos implícitos como el compromiso personal de eliminar aquellos gastos innecesarios para cubrir gustos temporales, el dominio de la voluntad para no caer en la tentación de usar antes de tiempo el dinero que se tiene ahorrado, entre otros.

El título "La magia del ahorro" lo copié de algún lado, lo reconozco, pero me gusta porque el término "magia" es el adjetivo perfecto para contrarrestar a la palabra "imposible" cuando de ahorrar se trata, en este caso, para los mexicanos. No soy experto en finanzas ni tengo la intención de dar ningún tipo de consejo sobre cómo ahorrar, pero sí puedo afirmar que cuando se tienen objetivos claros acompañados de una fuerte disciplina, ahorrar es posible para todos...sí, para todos, créanlo.

Aquí les va un ejemplo típico de una persona soltera que trabaja, vive sola y compra despensa para todo el mes en su casa (a algunos casados a veces también nos pasa esto ¡jajaja!):

Una persona todos los días gasta en desayunar fuera de casa un promedio $35 en comida de no tan buena calidad. Al mes trabaja en promedio 22 días hábiles sumando un total de $770 por mes y un total de $9,240 al año. Si esto lo aplico a mi caso, en el que quiero una laptop de bajo costo con precio promedio $9,000, significa que me tomaría alrededor de un año ahorrar la misma cantidad de dinero...¡si me levantara más temprano a prepararme mi desayuno! Además, no me afectaría el bolsillo ya que $35 pesos no me implicaría renunciar a cosas tan importantes.

Lo interesante del caso anterior es que muchos de nosotros ya gastamos mucho dinero en la despensa para la casa...¡y aún así seguimos gastando en comida fuera de casa!

Como verán, si en vez de ser disciplinados para ir a comprarle desayuno a la señora de la esquina, nos disciplinamos para levantarnos más temprano a preparar nuestro desayuno, al año nos quedan $9,240 más en la bolsa para gastar. Y aquí es donde entra otro aspecto implícito en la disciplina: la visión que tenemos del dinero. Gastar $35 pesos diarios puede parecer poco si lo vemos con una visión a corto plazo, total, cobraremos nuevamente el otro mes. Pero pensar así es como tratar al dinero como agua que se va entre las manos. No es lo mismo tener $35 en la mano diariamente que tener $9,240 juntos.

Por tanto, concluyo que todo aquel que tiene dinero para gastar está en posibilidad de ahorrar. Sólo es cuestión de disciplina = compromiso + voluntad + objetivos.

Lo imposible con lo mágico es posible ¿no lo creen?

miércoles, 28 de enero de 2009

Que comience la función...

Sépanlo todos, finalmente me atreví a crear un blog. No fue una decisión fácil. Escribir para otros es una gran responsabilidad pero reza una frase que dice "el que no arriesga no gana". Por tanto decidí tomar el riesgo. Veamos cómo se desarrolla este nuevo experimento.

Me llegó el momento de hacer mi propio intento de aportar algo a la Comunidad de la Internet. En principio pensé en escribir sólo cosas técnicas sobre mi profesión y las experiencias que he vivido, pero creo que eso haría aburrido darle continuidad...sería como no salir de la oficina en la que paso en promedio 252 días de mi tiempo libre al año.

En fin, mis contenidos serán variados. En ocasiones pediré opiniones, en otras las emitiré y seré muy parcial, y en muchas otras procuraré dar ayuda principalmente en la parte técnica que domino para retribuir un tanto todo lo que he recibido de mucha gente alrededor de este fabuloso mundo ahora unido por la Internet. Los invito a contribuir a este espacio con sus comentarios, necesito aprender de todos ustedes. Un saludo.